Se ha demostrado en los últimos años cómo nos afecta el ambiente en la cual nos desenvolvemos. Los colores, la posición de los muebles, la iluminación y la organización del espacio; todos ellos configuran nuestro estado de ánimo, nuestra concentración e incluso nuestra memoria. Las habitaciones oscuras y con poco espacio, pueden generar depresión y malestares emocionales; habitaciones con colores muy brillantes, vibrante y que estén abarrotados de muebles, violencia e ira; todo se trata del balance. Si este efecto tiene en nosotros, los adultos, ¿Qué diferencia podría haber con nuestros hijos?
Los niños y adolescentes son seres completamente vulnerables, esponjas que necesitan de nuestra ayuda para completar su desarrollo mental, físico y emocional. La familia, los amigos, su casa y el colegio; son los aspectos más importantes que definen su personalidad y su futuro, así que un buen desarrollo, depende del buen funcionamiento de todos estos factores.
El hogar y el colegio, son los lugares donde estos más tiempo pasan, siendo complementarios uno del otro; en ambos se ejercitan las capacidades sociales, psicológicas y manuales, aprendemos a comportarnos en sociedad y a trabajar por nuestros objetivos.
La formación profesional nace en la conjunción del colegio y del hogar, con las tareas y actividades especiales que realizamos, y la formación de un régimen de estudio, con las técnicas correctas para un mejor aprendizaje, retentiva y calidad. Sin embargo, es innegable que poco hacemos con técnicas si el espacio en que nos desenvolvemos no es el indicado para poder desarrollarnos. Así que, el estado del lugar en que estas actividades de formación hacen vida, pueden ser tan o incluso más importantes que el tiempo y la cantidad de actividades que se realicen.
¿Cómo debe estar organizado el espacio ideal para la formación de nuestros hijos?
Primero que nada debemos tener en cuenta cuales son los elementos necesarios para proveer a nuestros hijos de un espacio adecuado; cuando hablamos de estos no hacemos más que referirnos a la iluminación, la ventilación, el tamaño de la habitación, la organización de esta, su limpieza, la comodidad y la decoración.
Iluminación y ventilación
Tenemos entonces que brindarles un espacio completamente iluminado donde el viento circule correctamente por el espacio. La habitación de estudio debe estar bañada de luz sin existir rincones de oscuridad, sobre todo en el área donde se realizan las actividades, hay que tomar tener en cuenta la colocación de las mesas o escritorios. La luz natural es la más recomendada, es acogedora y cálida, esta impulsa la creatividad y tiene efectos directos en el estrés, la fatiga y los estados de ánimo.
La iluminación natural debe estar acompañada de una eficiente luz artificial para las noches y para los casos donde la luz natural sea inexistente o deficiente. Para la luz artificial, se recomiendan bombillos de luz halógena ya que no fatigan a la vista, y es la más parecida a la natural. La colocación de las lámparas debe hacerse de tal manera de que el niño no se vea luchando con su propia sombra mientras se encuentre ocupado, por ello se recomienda la luz de frente o en su defecto, que la luz provenga desde su lado no diestro.
La ventilación es un punto clave, recordemos que el oxígeno es fundamental para el pleno funcionamiento de nuestro organismo, de todas las células y especialmente las neuronas, así la ventilación correcta mejorará la calidad del estudio.
Un área eficazmente ventilada, ayudará a la concentración y evitará la fatiga, además que se considera que aligera el ambiente. En caso de que no se posean ventanas, se recomiendan ductos de ventilación y un aire acondicionado o en su defecto, un ventilador.
Tamaño y orden de la habitación
El tamaño, el orden, la comodidad y la limpieza van de la mano. Aunque para algunos la amplitud de la habitación no es importante, está tiene mucho que ver con aspectos como la decoración y la iluminación, el libre desenvolvimiento en el espacio impulsa la creatividad y la concentración, aparte de que disminuye las posibilidades de distracción. La habitación en donde se realizan las actividades escolares debe ser lo suficientemente amplia para mantener la libre movilidad y los muebles necesarios para el estudio a su alcance, pero tampoco puede ser demasiado amplio ya que la distracción puede entrar en escena.
El orden y limpieza de la habitación es fundamental, el mantener la zona de trabajo ordenada no solamente despierta interés en el estudio sino que también crea hábitos; una habitación ordenada, reduce el tiempo de búsqueda de papeles o elementos necesarios para las actividades a realizar. Si existen elementos extras en el escritorio se puede entorpecer y distraer a nuestro hijo.
La comodidad de los muebles también es un punto importante a tomar en cuenta, esta va desde la silla en que se sientan y el escritorio, hasta la cercanía de los elementos necesarios.
Mobiliario recomendado
Una habitación de estudio debe poseer todos los elementos necesarios; un escritorio fuerte, resistente y proporcional al espacio de la habitación y a la persona que lo va a utilizar; un escritorio demasiado grande podría afectar la libre movilidad y tenta al desorden; es importante que éste posea gavetas para archivar y tener un mejor control del espacio.
Junto a esto, proveer de una biblioteca cerca y que posea todos los objetos necesarios, es importante para tenerlos lo suficientemente cerca en caso de necesitarlos y para no abarrotar al escritorio de artículos que pueden entorpecer la actividad. Por último, una silla adecuada, cómoda y con espaldar, tiene que estar proporcional al tamaño de nuestro hijo, al escritorio y al espacio.
En una habitación de estudio se debe intentar no tener elementos distractores como televisores, computadoras o teléfonos, tampoco se recomienda tener juguetes en las cercanías del espacio.
Decoración de la habitación
La decoración es el aspecto que contiene a todos los anteriores, se considera la base del espacio y el encargado, de tomar las recomendaciones y darle vida.
La decoración correcta de un cuarto tan importante como el de estudio, comienza con los colores. Los colores de las paredes tienen un efecto en nuestro cerebro, colores brillantes pueden significar agresividad, hiperactividad y distracción, mientras que colores muy oscuros aburren y deprimen; se debe buscar un color intermedio, preferiblemente un color relacionado con la naturaleza, que ayude a la iluminación y no distraiga. Para colores de estudio, usualmente se recomiendan colores tierra suave como el beige y el blanco en combinación con otros, o colores como el verde musgo y el azul cielo.
Del color, pasamos a la distribución de los muebles. Estos deben estar posicionados de tal manera que permitamos el libre movimiento de nuestros hijos, sin tropezar ni incomodar; pero que a su vez, no afecten la concentración. Las estanterías se recomiendan estar en el lado dominante, preferiblemente en rincones, lugares que tienden a ser des-utilizados y des-aprovechados; en el caso de los escritorios, se recomiendan frente a una ventana para aprovechar la luz natural y sino, la fuente de luz debe estar del lado contrario al dominante, con el fin de no generar sombras sobre el espacio en que se trabajará.
Ahora que sabes cuales son los elementos a concebir dentro del espacio de estudio de nuestros hijos te invitamos a poner en práctica estas indicaciones de manera que el proceso de aprendizaje no sólo sea más rápido sino también eficiente.